EDUCACIÓN BAJO PRESIÓN

Hace unos días Montaña Navas, tuitorientadora de guardia,  en su blog MonPsicología, se planteaba la siguiente reflexión:

"¿Es una apreciación personal o el stress se esta apoderando de nuestras aulas, de nuestros alumnos, de nosotros mismos como profesores, orientadores…?"

En términos generales, comparto esa opinión: el estrés  se está adueñando de aulas, alumnado, familias y profesorado. Da igual la etapa educativa. Vivimos en un mundo que exige la perfección como meta, un mundo de prisas, obligaciones y preocupaciones que, pone más énfasis en el resultado que en el proceso.

En ocasiones hacemos de los niños el blanco de estas urgencias. Les apremiamos para que hablen, para que anden, para que dejen el pañal, para que aprendan a leer... 

Es natural que intentemos obtener de ellos lo mejor y también que queramos lo mejor para ellos, pero, no vale todo. Los niños necesitan estímulos y estructura, pero en su justa medida.

El exceso de actividades, la falta de tiempo para jugar o para compartir en familia, la prisa porque crezcan, por quemar etapas, por conseguir la perfección... son algunos de los factores externos que están provocando que la ansiedad y el estrés, considerados trastornos típicos de la edad adulta, estén aumentando de forma alarmante entre los niños.

Los chicos trabajan dentro y fuera del colegio: hacen deberes, van a actividades extraescolares, a clases particulares... 


La niñez se ha convertido en una carrera hacia la perfección, como dice Carl Honoré (@carlhonore). Y todos los que estamos relacionados con los niños, tenemos mucha presión para crear el "niño alfa"
.
Según este autor, la paternidad parece haberse transformado en un cruce entre el deporte competitivo y la creación de un nuevo producto.

Además el profesorado, presionado desde distintos ámbitos, se convierte en  víctima de un sistema que le empuja hacia un enfoque que, muchas veces, no comparte, en el que los niños están sometidos a cada vez más presión académica y los exámenes han pasado a ser más importantes que el aprendizaje en sí mismo. 

Escuela y hogar se enfocan en lo medible, en los resultados  y dejan de lado aspectos más simples, pero no menos importantes.

Sin pretenderlo, convertimos a los niños en productos. 

Se hace necesario desacelerar el ritmo, rebajar la angustia y la tensión, prescindir de la competitividad excesiva.
Ofrecer a los niños la oportunidad de experimentar, de crear, de investigar, de elegir, facilitando el tiempo necesario para descansar y procesar lo que han vivido.

Dar a las familias tiempo para convivir, para conciliar parentalidad y trabajo; devolverles la confianza en su capacidad de educar sin recurrir a manuales que prometan la receta perfecta.
Proporcionar al profesorado formación, flexibilidad, estabilidad y libertad. Poner menos énfasis en lo medible y enseñar a amar el aprendizaje, a ser creativos, a fracasar y aprender de los errores.


FUENTES:

Está aumentando la ansiedad en nuestros alumnos de ESO y Bachillerato, entrada de Montaña Navas en el blog de MonPsicología


Diversos artículos de Carl Honoré, autor del libro Bajo presión




Comentarios

  1. Cuánta razón tienes, Natalia! Completamente de acuerdo con lo que comentas en tu entrada. Trabajo con niños-as de infantil, y ya aquí empieza esa presión...

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  2. Hola Joana! Yo también creo que hay una gran presión social para adelantar contenidos. Parece que el aprendizaje de la lectoescritura,está convirtiéndose en el eje central de la educación infantil y quedan desplazados otros aprendizajes básicos que los niños solo trabajarán en esta etapa.

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  3. Estoy de acuerdo contigo, Natalia, a que en la actualidad se somete a los niños a mucha más presión de la que debieran a su edad. Una entrada fantástica. Besos.

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