QUÉ DEBE SABER UN NIÑO DE CUATRO AÑOS?

Estos días  he tenido la oportunidad de leer tres entradas de tres blogs que sigo habitualmente.
Todas ellas giran en torno al mismo tema, aunque desde perspectivas diferentes: la presión y la velocidad que se ejerce actualmente en la educación de los más pequeños.
Cada vez con más frecuencia hacemos de los niños el blanco de las prisas y de la urgencia con la que vivimos los adultos el día a día. Ocupamos su tiempo con múltiples actividades que apenas les dejan tiempo libre para jugar y para ser niños.

"Mientras los niños tienen la cabeza y la agenda ocupada en actividades extraescolares, en montones de deberes y en metas de todo tipo, no tienen tiempo para pensar en lo que realmente les corresponde en esta etapa tan preciosa de la infancia: estar con sus seres queridos, jugar, imaginar, descubrir por sí solos, sin prisas. Necesitan dibujar personajes que vuelan, correr por el campo con sus hermanos cogiendo mariposas y flores silvestres, imaginarse aventuras rocambolescas y viajes secretos." (Catherine L'Ecuyer, Educar en el asombro, Plataforma 2012, 4ª edición)


 
Por otra parte, las leyes y la sociedad someten a las escuelas a una gran presión social, que intenta mejorar el nivel educativo de los niños adelantando los objetivos y los contenidos escolares.
Esta preocupación por la adquisición temprana de contenidos acaba convirtiendo la educación infantil en algo muy parecido a la educación primaria, en detrimento de otros aprendizajes que quizá sólo tengan oportunidad de trabajarse en esta etapa.
Las familias también compiten en esta singular carrera que tiene como meta convertir a los niños en los más listos, los más rápidos, los más preparados.

"Somos una cultura tan competitiva que hasta nuestros niños en edad preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. La infancia no debe ser una carrera" (Alicia Bayer)

Si bien es comprensible que como padres pretendamos que nuestros hijos tengan una buena preparación que les permita afrontar mejor el futuro, no debemos olvidar que antes de nada son niños.

"Estamos obsesionados con subir el nivel y nos creemos que eso consiste en adelantar contenidos, pero no lo es. Está demostrado, incluso neurológicamente, que a esa edad lo más importante es fomentar el querer aprender". (José Antonio Fernández Bravo)
 
Quisiera compartir con vosotros las entradas a las que anteriormente me he referido. Incluso, me he tomado la licencia de reproducir parte o la totalidad de alguna de ellas.
 
  • La segunda es Competitividad: consecuencias negativas del siempre interesante blog Familia y cole, que os invito a visitar
 
 
  • La tercera es un artículo de Alicia Bayer publicado en el Huffingtonpost, que os invito a leer.. Reproduzco íntegramente la traducción del mismo, realizada por Maria Luisa Rodríguez Tapia.

 
Hace poco, en un foro sobre la educación de los hijos, leí una entrada de una madre preocupada porque sus hijos, de cuatro años y año y medio, no sabían lo suficiente. "¿Qué debe saber un niño de cuatro años?", preguntaba.
Las respuestas que leí no solo me entristecieron sino que me irritaron. Una madre indicaba una lista de todas las cosas que sabía su hijo. Contar hasta 100, los planetas, escribir su nombre y apellido, y así sucesivamente. Otras presumían de que sus hijos sabían muchas más cosas, incluso los de tres años. Algunas incluían enlaces a páginas con listas de lo que debe saber un niño a cada edad. Solo unas pocas decían que cada niño se desarrolla a su propio ritmo y que no hay que preocuparse.
Me molestó mucho que la respuesta de esas mujeres a una madre angustiada fuera añadirle más preocupación, con listas de todo lo que sabían hacer sus hijos y los de ella no. Somos una cultura tan competitiva que hasta nuestros niños en edad preescolar se han convertido en trofeos de los que presumir. La infancia no debe ser una carrera.
Por todo ello, he decidido proponer mi lista de lo que debe saber un niño (o una niña) de cuatro años:
  1. Debe saber que la quieren por completo, incondicionalmente y en todo momento
  2. Debe saber que está a salvo y debe saber cómo mantenerse a salvo en lugares públicos, con otra gente y en distintas situaciones. Debe saber que tiene que fiarse de su instinto cuando conozca a alguien y que nunca tiene que hacer algo que no le parezca apropiado, se lo pida quien se lo pida. Debe conocer sus derechos y que su familia siempre le va a apoyar.
  3. Debe saber reír, hacer el tonto, ser gamberro y utilizar su imaginación. Debe saber que nunca pasa nada por pintar el cielo de color naranja o dibujar gatos con seis patas.
  4. Debe saber lo que le gusta y tener la seguridad de que se le va a dejar dedicarse a ello. Si no le apetece nada aprender los números, sus padres tienen que darse cuenta de que ya los aprenderá, casi sin querer, y dejar que en cambio se dedique a las naves espaciales, los dinosaurios, a dibujar o a jugar en el barro.
  5. Debe saber que el mundo es mágico y ella también. Debe saber que es fantástica, lista, creativa, compasiva y maravillosa. Debe saber que pasar el día al aire libre haciendo collares de flores, pasteles de barro y casitas de cuentos de hadas es tan importante como practicar la fonética. Mejor dicho, mucho más.
Pero más importante es lo que deben saber los padres:
  1. Que cada niño aprende a andar, hablar, leer y hacer cálculos a su propio ritmo, y que eso no influye en absoluto en cómo de bien ande, hable, lea o haga cálculos después.
  2. Que el factor que más influye en el buen rendimiento académico y las buenas notas en el futuro es leer a los niños de pequeños. No las fichas, ni los manuales, ni las guarderías elegantes, ni los juguetes y ordenadores más rutilantes, sino que mamá o papá dediquen un rato cada día o cada noche (o ambos) a sentarse a leerles buenos libros.
  3. Que ser el niño más listo o más estudioso de la clase nunca ha significado ser el más feliz. Estamos tan obsesionados por tratar de dar a nuestros hijos todas las "ventajas" que lo que les estamos dando son unas vidas tan pluriempleadas y llenas de tensión como las nuestras. Una de las mejores cosas que podemos ofrecer a nuestros hijos es una niñez sencilla y despreocupada.
  4. Que nuestros niños merecen vivir rodeados de libros, naturaleza, utensilios artísticos y la libertad para explorarlos. La mayoría de nosotros podríamos deshacernos del 90% de los juguetes de nuestros hijos y no los echarían de menos, pero algunos son importantes: juguetes como los LEGO y las construcciones, juguetes creativos como los materiales artísticos de todo tipo (buenos), los instrumentos musicales (tanto clásicos como multiculturales), disfraces, y libros y más libros (cosas, por cierto, que muchas veces se pueden conseguir muy baratas en tiendas de segunda mano). Necesitan libertad para explorar con estas y otras cosas, para jugar con montoncitos de alubias secas en el taburete (supervisados, por supuesto), amasar pan y ponerlo todo perdido, usar pintura, plastilina y purpurina en la mesa de la cocina mientras hacemos la cena aunque lo salpiquen todo, tener un rincón en el jardín en que puedan arrancar la hierba y hacer un cajón de barro.
  5. Que nuestros hijos necesitan tenernos más. Hemos aprendido tan bien eso de que necesitamos cuidar de nosotros mismos que algunos lo usamos como excusa para que otros cuiden de nuestros hijos. Claro que todos necesitamos tiempo para un baño tranquilo, ver a los amigos, un rato para despejar la cabeza y, de vez en cuando, algo de vida aparte de los hijos. Pero vivimos en una época en la que las revistas para padres recomiendan que tratemos de dedicar 10 minutos diarios a cada hijo y prever un sábado al mes dedicado a la familia. ¡Qué horror! Nuestros hijos necesitan la Nintendo, los ordenadores, las actividades extraescolares, las clases de ballet, los grupos organizados para jugar y los entrenamientos de fútbol mucho menos de lo que nos necesitan a NOSOTROS. Necesitan a unos padres que se sienten a escuchar su relato de lo que han hecho durante el día, unas madres que se sienten a hacer manualidades con ellos, padres y madres que les lean cuentos y hagan tonterías con ellos. Necesitan que demos paseos con ellos en las noches de primavera sin importarnos que el pequeñajo vaya a 150 metros por hora. Tienen derecho a ayudarnos a hacer la cena aunque tardemos el doble y trabajemos el doble. Tienen derecho a saber que para nosotros son una prioridad y que nos encanta verdaderamente estar con ellos.
Y volviendo a esas listas de lo que saben los niños de cuatro años...
Sé que es natural comparar a nuestros hijos con otros niños y querer asegurarnos de que estamos haciendo todo lo posible por ellos. He aquí una lista de lo que se suele enseñar a los niños de esa edad y lo que deberían saber al acabar cada curso escolar, a partir del preescolar.
Como nosotros estamos educando a nuestros hijos en casa, yo suelo imprimir esas listas para comprobar si hay algo que falte de forma llamativa en lo que están aprendiendo. Hasta ahora no ha sucedido, pero a veces obtengo ideas sobre posibles temas para juegos o libros que sacar de la biblioteca pública. Tanto si los niños van al colegio como si no, las listas pueden ser útiles para ver lo que otros están aprendiendo, y pueden ayudar a tranquilizarnos sabiendo que van muy bien.
Si existen aspectos en los que parece que un niño está por detrás, hay que darse cuenta que eso no indica ningún fracaso, ni del niño ni de sus padres. Simplemente, es una laguna. Los niños aprenden lo que tienen alrededor, y la idea de que todos deben saber esas 15 cosas a una edad concreta es una tontería. Aun así, si queremos que las aprenda, lo que tenemos que hacer es introducirlas en la vida normal, jugar con ellas, y las absorberá de manera natural. Si contamos hasta 60 cuando estamos haciendo la masa de un bizcocho, aprenderá a contar. Podemos sacar de la biblioteca libros divertidos sobre el espacio o el abecedario. Experimentar con todo, desde la nieve hasta los colores de los alimentos. Todo irá entrando con más naturalidad, más diversión y muchas menos presiones.
Sin embargo, mi consejo favorito sobre los niños pequeños es el que aparece en esta página.
¿Qué necesita un niño de cuatro años?
Mucho menos de lo que pensamos, y mucho más.

Enlace al artículo en inglés de de Alicia Bayer: What should a 4 year old know?


Fuentes:
Familia y cole
Apego e asombro
El Huffington Post
A Magical Childhood
Sin leer  ni escribir hasta los seis



































Comentarios

  1. Natalia, me ha encantado tu entrada. ¡Es fabulosa! No se podría decir más ni mejor. Gracias por compartirla. Un abrazo y muy buen finde.

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  2. Hola Ana! Me alegro de que te guste! Que tengas un buen fin de semana tú también. Besos

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  3. Amén! Muy interesante el artículo, de verdad. Más razón que un santo.

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    1. Gracias Miriam! Me alegro de que compartas la idea. Un saludo desde orientacioncondesa!

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  4. Has plasmado muy bien lo que la mayoría de profes pensamos y que muchas veces les dirías a las familias.
    Cuando me preguntan qué deberes han de hacer en casa la digo que los deberes son. .. jugar (sinos de infantil)
    Bueno me ha encantado la entrada.
    Un Besito.

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  5. Gracias Mireia! Me alegro de que te guste. Un saludo desde orientacioncondesa!

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